martes, 30 de marzo de 2021

Un astrónomo yucateco que no podía ver a la luna

 


Por Eduardo Vargas Marín/reportero

MÉRIDA, Yucatán.- La vida del astrónomo y matemático yucateco Eddie Salazar Gamboa es un número primo porque no se divide en 2 ni siquiera frente a una luna (espejo): “yo trato de no verme al espejo porque veo lo que no me gusta de mí mismo”.

Y es que, al escuchar sus oficios, uno puede pensar que este incansable profesor universitario es una suerte de Carl Sagan, Stephen Hawking o Aurelio Baldor nacido en tierras yucatecas, pero la solapa de su biografía no autorizada aludiría más a la taxonomía porque se perfila más como una rara especie de arqueólogo del universo; o a la química, pues mezcla los números con casi todo lo que está a su paso. No, definitivamente, no lo veo montado en un viaje interestelar.

En un universo metafórico, es el hombre que encontró a los mayas con un telescopio y que atrapó a la Luna, “esa dama caprichosa” -frase del arqueólogo Víctor Segovia Pinto-, en la puerta del Templo de las 7 Muñecas de Dzibilchaltún, con una calculadora.

“Una vez un chamán maya me dijo: ‘usted tal vez no entienda bien lo que es, pero será algo así como un profeta de los mayas, con una función especial: de descubrir cosas’”, recuerda este “hijo de la luna (...), blanco como el lomo de un armiño” (Mecano dixit), con ojos brillantes de gato en la oscuridad.

Pero sus mejores atributos no son humanos… ¡hey! Tampoco extraterrestres y mucho menos alienígenas; es tan terrícola que ni en un volado prefiere “sol”; él apuesta por el “águila” y no es ninguna decisión azarosa en un hombre que, como el ave nacional, ve cuatro veces más que un ser humano promedio.

“A veces hasta yo me digo: ‘ya estás quedando loco’... ¿(comparar) el número de peldaños de la pirámide (de Kukulcán, en Chichén Itzá) con lo que dura una rotación del universo? Quien te oiga, dirá ‘ya se le fue la chaveta, el pájaro’”, dice, sin menoscabo del qué dirán.



Si su vista es casi como la de una abeja, 5 veces más veloz que la de un homo sapiens, del oído ya ni hablemos: más que un melómano, el profesor se califica como un “audiófilo”; la verdad, su oído es como el de un elefante, no por el tamaño de sus orejas, sino por su sensibilidad: 20 veces mayor a la humana; o como el de la paloma, capaz de presagiar la tormenta mucho antes de que empiece...

“Un sabio decía: ‘prefiero escuchar antes de hablar, porque si hablo repito 20 veces lo que ya he dicho; pero, si escucho, puedo encontrar cosas positivas’”, sentencia. Pero hoy, al silencio no lo invitamos, porque estamos en una entrevista, por cierto realizada en el marco de su cumpleaños, el 22 de marzo, una fecha muy “conveniente” para quien la primavera -que llega generalmente entre el 19  y 21 de marzo- le ha permitido devorar los frutos de árbol del conocimiento sobre la arqueoastronomía maya.

Pero antes de llegar hasta donde él revela sus sueños apocalípticos e invisibles; en la que habla de su incómoda imagen frente al espejo; en la que dicta su epitafio, y en la que devela los motivos de sus lágrimas, escuchemos la definición autoconsciente lo que este hombre que, de buenas a primeras, te asalta con la pregunta “¿tienes una calculadora a la mano?”...

“Soy un iconoclasta (entendido como el que destruye lo que está establecido), pero a diferencia de otros, yo no intento convencer a nadie”.

Bien, veamos si puede convencerme sobre lo que afirma...

Acomodado en la postura del “acusado”, del que debe contestar las preguntas,  Eddie Salazar responde sin una pizca de molestia ante una duda que puede sonar ofensiva en estos tiempos:


 -¿Qué sueños se pueden tener a su edad? (En realidad, la pregunta mencionaba el número de años que cumple, pero, aunque resulte inexplicable a los ojos de cualquier matemático, no quiso decirlo; parece extraño pero le tiene miedo a la cifra, lo sonroja y mejor se lo guarda. Huelga decir que su aniversario lo pone triste: “es un año más, pero también un año menos”, explica, y responde el cuestionamiento...

-Yo ya no sueño… los sueños son temores, son deseos reprimidos. Mientras más maduro eres menos sueños tienes.

 -Entonces ¿se despierta en blanco?

-(Cuando despierto) Casi estoy en blanco… mientras menos sueños, menos deseos tienes, eres más libre. Mientras más temores tienes más sueñas.. cuidado con tus deseos porque pueden hacerse realidad.

 -¿A quién le ha bajado Eddie Salazar la luna y las estrellas?

-Es una pregunta muy comprometedora… tengo mi corazoncito así viejo como me ves… el tiempo no influye. Siempre he sido coqueto.

 -¿A quién ve cuando se mira al espejo?

-Yo trato no verme al espejo porque veo lo que no me gusta de mí mismo. Siempre dicen que la gente no se ve al espejo porque no le gusta lo que ve. Mi hermano mayor me decía -cuando quería fregarme-: a ti dos cosas bien te dio la naturaleza: tu cerebro y tus ojos.

 -¿El espejo nos engaña?

-Completamente… voy a decir una herejía: el hombre, a la parte que no le gusta, le ha llamado “diablo”, “satanás”, “Lucifer”, pero no hay dios que esté separado: es bien y es mal, es las dos cosas al mismo tiempo.

 -¿Qué quiere que diga su epitafio?



-”Aquí yace un hombre que trató de buscar la raíz del universo pero nunca las encontró”… bueno, posiblemente sí las encontré pero es algo propio, para mí. No sé exactamente quién soy. Estoy indagando quién soy, quién es Eddie Salazar, pero es muy corta la vida para conocerse, para saber quién es uno.

 -Yo, con la entrevista, intento saber quién es Eddie Salazar…

-Es muy difícil porque se ve mucho a sí mismo. Jesucristo decía: ‘si no te conoces a ti mismo todo lo que conozcas es falso. El mayor éxito es conocerse a sí mismo, porque si te conoces a ti mismo, quién eres, qué función tienes… el hombre lo que menos ve es a sí mismo: se proyecta en otras cosas; se ve en el espejo que no les corresponde, el de su vecino, el de su amigo. Aunque somos lo mismo, yo te veo como una cosa diferente a mí. La separatividad es el error más grande porque el máximo conocimiento es que todo es uno, de ahí viene la palabra “universo”. No se puede separar, no se puede decir ‘tú y yo somos diferentes’... tú eres yo y yo soy tú.

 -¿Qué lo hace llorar?

-No soy muy dado a llorar… lloré cuando se murieron mis padres y mis hermanos… te vas quedando solo. Siento, más que tristeza, nostalgia porque a las nuevas generaciones les estamos dejando una Tierra devastada.

 -¿Qué lo hizo inclinarse por la astronomía, cómo llegó hasta donde hoy está?

-Siempre me sentí atraído por lo oculto, por lo que no está a simple vista, por lo sobrenatural. Me apasionan 2 temas aparentemente disímiles: el cerebro y el universo; parece que no tienen relación, pero el cerebro tiene 86 millones de neuronas y hay 100 millones de estrellas; es una cantidad cercana. Soy una persona que mete las narices donde no lo llaman, por ejemplo, la pandemia (de la que ya hecho proyecciones de contagios) y la meteorología… son retos para un matemático. Yo nunca supe exactamente (cómo llegué a donde estoy) porque no he ido por un camino directo sino un poco chueco. Un día empecé a soñar tipo apocalíptico: que amanecía y el Sol no salía; pura oscuridad y la gente lloraba y decía “¿qué pasó con el sol?”, “se va a acabar el mundo”.

 -Pero dijo que ya no tenía sueños ¿ese es el más recurrente que tiene?

-No, no. Lo tuve como cinco o diez veces y dije: “voy a estudiar y a hacer algo importante. No sé si el Universo tuvo una señal para decirme; “tú tienes una función en esta vida”. Una vez un chamán maya me dijo: “usted tal vez no entienda bien lo que es, pero será algo así como un profeta de los mayas, con una función especial, de descubrir cosas”. No es que sea la única persona que lo haya hecho, pero creo que me he sentido afortunado porque las circunstancias se me han dado y las he aprovechado para divulgar conocimiento.  Yo creo que como que los números, las relaciones, se me van dando y en los sitios arqueológicos, le voy buscando cosas que otros las vieron, pero no vieron lo que yo”.

 Y en esta pregunta final aparece nuevamente en Eddie Salazar Gamboa ese atributo animalesco de una visión diferente, la de la abeja… la del águila… que busca y encuentra lo que otros no percibieron aun cuando estaban en el mismo sitio. Es evidente que no hay un astrónomo sin una visión periférica, nocturna, felina, sensible aún en medio de la noche más negra.

Sin querer, -recordemos que, como iconoclasta no busca imponer sus ideas- en esta charla, me convenció de que no está loco; de que 86 millones de neuronas pueden brillar más que 100 millones de estrellas; y de que la libertad florece en la sequía de los sueños (deseos reprimidos) porque yo deseaba tanto esta entrevista (le insistí varias veces) que se me cumplió y ahora estoy frente a la pantalla de mi computadora (ésa que, cuando está apagada, es un espejo negro) y mientras el reflejo me muestra la parte de mí que no me gusta, caigo en la cuenta de que -como dice el refrán- sabe más el diablo por viejo que por diablo... lo sé porque está hablándome y me está mirando con ojos de gato en la oscuridad...

(La entrevista original fue publicada por el periódico Novedades Yucatán, el 30 de marzo de 2021)


lunes, 24 de diciembre de 2018

Crónica: "AMLO ganó por la mier"... Da priista duro discurso



Por Eduardo Vargas Marín/reportero

MÉRIDA, Yuc.- Esta es la crónica de cómo un "desayuno de la amistad" se fue convirtiendo en una merienda de negros...

Todo empezó con el cabalístico número de la periódica reunión: 33 años, o sea, la edad de Cristo, precisamente en la fecha en que más de medio mundo festejaba su nacimiento, y con las "religiosas" palabras del "jerarca" convocante, Rubén Calderón Cecilio, veterano priista de cepa, quien le daba las gracias a la "Santísima Virgen y a Dios nuestro Señor" para luego enlistar a verdaderos "milagros" vivientes... más bien sobrevivientes del último tsunami electoral que casi los enterró el pasado 1 de julio: Francisco Luna Kan, Feliciano Moo, Gaspar Gómez Chacón, Raymundo Vargas, Luis Echeverría...

"Respetamos los 30 millones de votos -dijo el sempiterno aspirante a la candidatura tricolor al Gobierno del Estado- pero el PRI no está muerto".

Todo era camaradería, saludos, reencuentros... parecía aquella escena de una película navideña de los inicios del siglo, en los que decenas de personas se abrazaban en un aeropuerto (seguramente no el de Santa Lucía), claro, en tiempos de Navidad. Ataviada precisamente de un intenso rojo de la época, como el de Santa Claus, una mujer ya madura decía, entre risas: "Pueden llévarsela... está como el presupuesto (de Egresos de la Federación 2019)".

Era la diputada Dulce María Sauri Riancho, quien hablaba con uno de los asistentes que le intentaba entregar el bolso de mano que la legisladora había olvidado sobre una silla. Pero esto ocurrió casi al final de la reunión cuando, tal vez sin querer, la sobremesa se estaba convirtiendo en botana de mediodía. Fue un inesperado alargue en un día complicado para quienes año con año se reúnen en el predio del "jerarca", en el norponiente de Mérida, cada 24 de diciembre. 

Los pocos que quedaban ya querían irse y Dulce María también: ella había llegado tarde porque no pudo encontrar un vuelvo "guajolotero" -qué término tan conveniente en Navidad- para viajar desde la Ciudad de México, tras asistir a la sesión del Congreso en la que se aprobó -ella votó en contra- el presupuesto para 2019. 

A unos pasos de ella, un sonriente senador Jorge Carlos Ramírez Marín saludaba a todos lo que se acercaban; podríamos decir que se fue como llegó: saludando. Pero a eso llegaremos después, cuando hablemos de cómo su revalorada figura, tras la histórica derrota de su partido el pasado 1 de julio, lo hecho parecerse a sus "enemigos"... sí, a esos que aprobaron el presupuesto. 

Por ahora, vayamos a los más de 40 minutos que duró su discurso; el desayuno entró al tobogán de la crítica, de la "merienda de negros". Ramírez Marín "abrió boca" con la afirmación de las elecciones de este año "el PRI perdió como nunca", porque nunca en la historia había tenido tan pocos representantes populares; porque en los estados la votación "fue contra el PRI", salvo en Yucatán -y aquí se asomó el fantasma de la "hermana República" del cerverismo-. Con los números de los triunfos locales reforzó sus dichos: 59 alcaldías, la mitad del Congreso (si se suman sus "aliados").. 

"La situación es diferente y mejor que en otros estados", aunque "perdimos la gubernatura". 

Se hizo una pregunta: ¿qué debería pasar? Luego, se respondió: "Si queremos nosotros y los demás recuperar el sistema político tenemos que trabajar juntos, pero ¿qué queremos recuperar nosotros del sistema político, si el sistema político es el que nos tiene así?"

Se refería al actual régimen del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo triunfo explicó con una metáfora: "Hágase cuenta que era la tierra: estuvo abonándose y fertilizándose para que pudiera brotar un fruto como él, pero todo el abono y todo lo que se fertilizó lo puso el sistema político. Por cierto, ya saben ustedes con qué se fertiliza? Aquí (en Yucatán) es lo mismo". 

Continuó: con presidente de un partido, un gobernador de otro, el único camino es "trabajar juntos", porque si no la consecuencia no serán perder las elecciones sino los valores en los que han crecido nuestras familias. Sin embargo, advirtió: eso no significa renunciar a lo que tienen que decir...

Y se fue como hilo de media: del Gobierno del Estado, criticó la austeridad porque esto ha significado sacar a personas con experiencia para "meter a un recién egresado de una escuela de tus amigos (...) Sí, austeridad es eliminar cosas que no necesitamos, pero necesita saber cuáles son las cosas que necesitamos".

Al presidente Andrés Manuel López Obrador también le tocó. "Si la Federación no nos va a tratar como nos merecemos es hora de preguntarnos si nosotros queremos a la Federación (...) es hora de pensar con rebeldía (...) sin tomar en cuenta a la Federación (...) Este es el inicio de un lucha".

Entre otras, la molestia del senador era (es) que, por ejemplo, en la frontera norte se bajaron las tasas de impuestos, pero en Yucatán, con un zona económica especial, no le tocó nada. También se anunció la misma medida para Oaxaca.

Cuando por fin AMLO "cortaba una flor" (¿de nochebuena?) del Senador, por los programas de apoyo a ancianos o jóvenes, llegó Sauri Riancho para interrumpir el halago. Ramírez Marín pidió un aplauso "doble" para esa "heroína", quien "ni siquiera ha llegado a su casa" , en referencia a que había llegado al reunión directamente desde el aeropuerto.

Convocó a los priistas a retomar la reunión que también se hacía cada año -convocada por Sauri Riancho- cada mes de enero: "Puede ser un buen motivo (...) citémonos, conspirermos por Yucatán (...) Ya hay más enemigos afuera", decía el senador, ya en el ocaso de su discurso, precisamente en el momento en que uno de los colaboradores repartía -en su nombre- unos calendarios a manera de obsequio. 

No, la imagen que traía el almanaque no era de su revalorizada -y cada vez más delgada- figura política; vaya, ni siquiera traía el logo de su partido, sí, ése al que acababa de criticar por "haber abonado" al sistema político que hoy los tenía -aunque no lo dijo así- de rodillas; la imagen era  de "alguien" a quien quizás -ya que están hincados por la derrota electoral- tendrían que encomendarse: la Virgen de Guadalupe, por cierto, también llamada ¡Virgen MO-RE-NA!



(El texto original fue publicado por el autor en LECTORMX.com)

lunes, 10 de diciembre de 2018

Crónica: De banquete cultural a indigestión espectacular: lo negro de #LaNocheBlanca (video)


Por Eduardo Vargas/reportero
Mérida, Yucatán.- El hombre sin piernas se detuvo en medio de la calle cerrada al tránsito, de frente a una oleada de personas que, como hormigas, iban y venían sin voltear a verlo. Un sombrero sobre el piso, en el punto medio entre las 2 ruedas de su silla, 'invitaba' a la limosna...

El tiempo que duró la canción que interpretaba con la ayuda de su guitarra, 3 personas -de las decenas que lo esquivaban- depositaron algunas monedas el sombrero blanco con lienzo negro, mismo contraste del nombre del que puede ser considerado, si no el evento más importante de la cultura en Mérida, sí el más concurrido: La Noche Blanca.

A 2 cuadras y media de ahí, un hombre con tambor y trompeta tocaba la ya famosa y pegajosa "Despacito", que no ilustraba el paso, más bien rápido, de las personas que buscaban, la mayoría desorientadas aunque llevaran mapas y programas en el mano, algún espectáculo atractivo de la 10a edición del evento en 5 años de existencia.

Cerca del trompetista, una mujer pasaba el sombrero -a contracorriente- queriendo atrapar una voluntad y, como resultado, una moneda. Pero casi nada o muy poco ganaba, salvo un enojo porque un periodista la videogrababa. En ese momento, con el sombrero azuzó al reportero para pedirle que no hiciera tomas, y que mejor le diera dinero...

Estos personajes son sólo 2 de los olvidados de La Noche Blanca, un banquete cultural del que ellos no forman parte, ni en lo artístico, ni en lo monetario. No están invitados, como sí lo estaban los funcionarios que, en ese momento, recorrían a pie las calles buscando la foto que los mostrara cercanos a la gente. Era un breve baño de pueblo, total era sábado y tocaba.

Entre todos esos hombres (y mujeres) de blanco, el diputado federal Sergio Mayer se robaba -sin saberlo- decenas de miradas de damas indecisas, quienes no sabían si acercarse a pedirle una selfie o que bailara como cuando lo hacía en el show "Solo para Mujeres". El legislador, de fina ropa de lino blanco para no desentonar con el alcalde Renán Barrera Concha o la secretaria de Cultura, Erica Millet, accedía a las fotos como en sus mejores tiempos de actor.


El contraste entre los limosneros y Mayer demostró, en un parpadeo, que el diputado se equivocó en su discurso: dijo que este tipo de eventos no eran "franquicia" de los políticos, sino tesoro de la gente... pero habría que disculparlo porque quizás nunca se refirió a quienes, a pesar de estar rodeados de "arte a tope", no podían disfrutarlo porque debían rascar una vieja guitarra o golpear un vetusto tambor para ganarse unos pesos.

Pero eso no importaba porque era noche de fiesta: 180 diferentes eventos culturales -música, danza, teatro, performances, etc-, 33 galerías abiertas, 900 artistas (a muchos de los cuales sí les pagaron y bien), cifras que más que un bufete cultural convirtieron La Noche Blanca en una suerte de empacho, porque, simplemente, no fue posible acudir a más de un evento.

Para empezar, por la distancia; cierto: había algunos tan cerca como la Plaza Grande y El Olimpo o La Casa de Montejo, pero incluso sólo un inexplicable golpe de suerte -o una "charola"- podía librarte de hacer largas filas: en el evento de la casona de los fundadores de la ciudad, por ejemplo, la gente enfilada daba la vuelta hasta la calle 60.

Ya no se diga esperar las famosas "guaguas", que si bien estaban programadas con frecuencia suficiente para no demorar mucho entre un punto y otro estaban a merced de los cuellos de botella por el cierre parcial de calles, en medio de un sábado de fechas prenavideñas. La locura.

¿Llegar a tiempo al otro evento? Imposible.

 Pero nos adelantamos un poco: porque para llegar hasta este punto primero fue necesario que miles de personas llegaran hasta el Centro; tenías de 2: o te aventabas a tomar un autobús para no atorarte en el tráfico denso, o llevabas tu automóvil y lo dejabas a más de 5 cuadras no sólo para evitar  la frenética búsqueda de estacionamiento, porque, después de las 7 de la noche, ya no había lugar en los más céntricos.

¿Caminar era opción? ¡Claro! Es hasta saludable, pero ocurrió que te topaste con algún espontáneo espectáculo callejero alrededor del cual la gente se arremolinó la sin importarle que no dejaba espacio para que los que no querían verlo circularan; por supuesto, ahí los organizadores ni siquiera pensaron en policías (o staff) que "controlara" el tránsito peatonal. Ir a pie fue más tardado que tomar la guagua...



Pero, insistiremos, ¿eso qué importa? ¡Esta es La Noche Blanca!, la misma que puedes pasar yendo de un lado a otro buscando llegar a tiempo a un espectáculo y en la que, no importa cuánto hagas, llegarás tarde a uno de los dos... si es que llegas. Bueno, nada es imposible, pero entre uno y otro debe haber por lo menos hora y media. Aún así que no podrás ver más de 2 o visitar con calma una galería. El tiempo no es suficiente. Es una lógica matemática que los creadores no han entendido...

Esta es La Noche Blanca, en la que puedes pasarte más tiempo haciendo fila que viendo espectáculos o recorriendo galerías... en la que quedas atrapado aun cuando estés transitando entre calles y teatros o centros culturales.

Si, es la misma donde al guitarrista y al trompetista que pasaban el sombrero se les "unió" (en sentido figurado, porque ocurrió una o dos cuadras más lejos de ellos) un niño de unos 10 años, quien demostraba sus dotes de bailarín, a ritmo de guaracha.



Aunque él tampoco era un invitado a la "cena prenavideña" cultural, es posible que su sombrero estuviera más lleno que el de los otros limosneros, porque él sí logró que la gente lo volteara a ver e incluso lo animara con aplausos.

Esta es La Noche Blanca, de contrastes, en donde, a espaladas del ¿cantante tropical en ciernes? No faltó quien soltara la clásica frase "tiene ritmo el chavito"... sí, por supuesto, lo tenía (y lo tiene), pero le hacía falta dinero y, por eso, también tuvo que ganárselo sin disfrutarla.

Sin duda, el niño fue un olvidado más de La Noche Blanca que, afortunadamente, solo es una...

...Y ya amaneció.
 

jueves, 29 de marzo de 2018

Viacrucis de Acanceh 'cambió' la historia: fue Andrés quien negó 3 veces a Cristo


Por Eduardo Vargas Marín/Reportero

Mérida, Yucatán.- Una anciana se acercó a un joven a pedirle que le tocara la espalda para ver si así se le desaparecía el dolor crónico que la aquejaba. No era broma: la mujer le estaba pidiendo a un hombre con rasgos muy parecidos a los de Jesucristo que le hiciera un milagro…
“¡Por Dios: yo soy sólo un humano normal!”, le contestó Andrés a la viejita.
Involuntariamente -porque él en verdad hubiera querido ayudarla- le dijo que no.
Otro día, un alcohólico, se acercó a Andrés, y le suplicó: “Diosito, ayúdame porque no puedo dejar de tomar”…
“Yo no soy Diosito, y no puedo ayudarte a dejar de tomar… eso es voluntad suya”, le respondió Andrés…
Estas son sólo 2 escenas de las tantas que ha vivido el joven yucateco, estudiante de Mercadotecnia, quien va camino a la cruz en la representación de la pasión y muerte de Jesucristo que cada año se realiza en Acanceh, Yucatán.

Y aunque aún no se acostumbra la buena fama que la ha dado personificar al Nazareno, no dejan de sorprenderle esas manifestaciones de fe en su persona, tanto como lo sorprendió que, a sus 19 años, en 2016, lo eligieran para el papel más importante de la escenificación y para el que no estaba preparado.

Por eso, cuando se lo ofrecieron, dijo que no…

Si bien él había soñado con algún día personificar al hijo de Dios, la invitación, que llegó en la coloquial frase de “te toca, Andrés”, llamaba a su puerta demasiado pronto.

De esa forma -aunque no se siente diferente a otros seres humanos-, él comenzó a cambiar la historia desde el principio: se convirtió en el Cristo más joven de Acanceh, con tan sólo 19 años, muy lejos de aquellos 33 del Cristo nacido en Belén.

Hoy, con el pelo largo hasta los hombros y una barba de 4 meses, Andrés Medina Chalé está más seguro de lo que quiere; hace una pausa en sus ensayos para charlar vía telefónica desde Acanceh, municipio ubicado a 40 minutos de la capital, Mérida.

Dice, para empezar, que aunque es la tercera vez que le tocará ser crucificado cada ocasión ha sido diferente de la anterior, y que siente como si esta fuera la primera vez. Sin embargo, reconoce que representar a Cristo no sólo es el cargar con la mayor responsabilidad del Viacrucis, al ser la figura central, y llevar 100 kilos a cuestas -eso pesa la cruz, 35 kilos más que él- sino ser un hombre casi milagroso para su pueblo…

Porque ahora lo miran con otros ojos… por eso las peticiones de la anciana y del alcohólico…

Eso, dice, es lo más difícil, mucho más que tener que alternar los estudios para ensayar, pasar horas bajo el sol, llevar una corona de espinas o “colgarse” de la cruz.

“…la imagen es lo más difícil (…) la te da un lugar especial. Yo siempre lo he dicho: soy una persona común y corriente, pero la gente misma te da el lugar…”.

Desde hace dos meses, Andrés prepara su papel. ¿Cómo? Además de nutrirse mejor -come más frutas y verduras- y hacer ejercicio, se alimenta con la palabra de Dios para reforzar sus “cuadros”, su representación, aun cuando el Viacrucis no les es ajeno, pues empezó cuando era un niño representado varios papeles: judío, acusador de Cristo, sacerdote y el discípulo Juan, este último 4 años.

Antes que Andrés han pasado unos 15 cristos, algunos ya murieron y por lo menos uno decidió cambiarse de religión, pero él ya pasó a la historia por ser el más joven: 19 años tenía cuando lo subieron a la cruz por primera vez.



Y esa juventud es la quizás le ha dado aún más vigor y fuerza a la representación porque asegura que no ha sufrido ningún problema físico ni de salud, tras las horas intensas de la representación.
 
Cuenta que él le tocó ver a Cristos que, tras el Viacrucis, llegaban con los paramédicos para que los reanimaran. Andrés siempre sale “como si nada”, tras el chequeo médico de rigor una vez concluido el rito del Viernes Santo.

Pero el papel de Cristo si bien no le ha dejado secuelas ni problemas físicos, sí le ha cambiado la vida: “Yo era una persona muy impulsiva, y actuaba sin pensar. Ahora he aprendido a confiar más en Dios y a pensar antes de actuar”, asegura.

Ese cambio también se lo ha exigido su pueblo, porque aunque él se siente una persona normal, percibe que no lo tratan como tal; “algo a lo que no me acostumbro es que la gente mayor me salude porque debería ser yo quien los salude”.

Por eso le sorprendió sobremanera que aquella anciana se acercara y le dijera:
-Aay, hijo, me duele mucho mi espalda. ¡Tócamela! -le pidió la viejita.
 -¡Por Dios! ¡Yo sólo soy un humano normal! ¡No soy nadie! -respondió Andrés.
-Es que tú tienes una gracia... -insistió la mujer.

Don Lino, el coordinador del Grupo Renacimiento, que por 37 años ha organizado el Viacrucis más famoso de Yucatán, y quien también ha sido Cristo, le dio un consejo:



“Cuando te digan eso, hazlo  porque ellos tal vez no superan nada, pero confían en algo, confían en Dios y eso es lo que tiene en la mente... tú, hazlo”.

Andrés nunca supo si la anciana se le quitó el dolor de espalda que él “se negó a curar”;  y tampoco si el alcohólico dejó la botella después de que “le negara” su gracia; tampoco sabe por qué si había tantas personas esperando “en la fila” para ser Cristo lo escogieron a él, y por eso se negó.

Sin duda, el Cristo de Acanceh no se ha percatado de que cuando sea subido a la cruz este viernes, en la plaza principal de Acanceh, para refrendar ese papel especial que su gente le da cuando lo ve con ojos milagrosos, Andrés habrá negado 3 veces que es Jesús…

¿No Andrés era el hermano de Pedro?

Lo dicho: este joven ya comenzó a cambiar la historia en Acanceh.

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(Texto original publicado en el el sitio web lectormx.com por el mismo autor)


martes, 20 de febrero de 2018

Torero yucateco usó el capote como mantel y conquistó paladares en 4 continentes



Por Eduardo Vargas Marín

Mérida, Yucatán.- Un hombre vestido de chef, parado en medio de una plaza de toros, con un capote como mantel rojo, con un estoque en una mano y un cuchillo cebollero en la otra... puede ser una imagen desconcertante para quienes no conocen a Delio Armín, un yucateco internacional. 

Pero quienes saben bien de quién se habla, tal vez lo imaginen así...

No es que sea famoso por cocinar el tradicional chocolomo -platillo de Yucatán-, preparado con carne de toro recién sacrificado en las corridas-; pero parece que ser torero en su natal Hunucmá lo sacó en hombros para llevarlo a la cocina y cambiar las banderillas en el toro por las banderillas de un plato...

Así, pues, no triunfó en Las Ventas (Madrid) y tampoco en la Plaza de Toros México, pero ya logró que la gente que ha probado sus platillos en diferentes países de 4 continentes se sienta tan satisfecha que alguien puede imaginarse otra escena: los comensales agitando las servilletas como pañuelos blancos en un plaza de toros.

Gracias a su sazón, pero sobre todo a conocimiento culinario, Delio Armín Puerto Ceballos partió plaza fuera de los ruedos: en restaurantes de corte internacional de varias de las mejores ciudades del mundo, como Londres, Dubái o Dublín.



Pero su historia comenzó en otra ciudad cosmopolita, aunque de México: Cancún. Tras dejar los ruedos, se mudó a ese polo turístico para trabajar por primera vez en un restaurante; aunque no entró, como dicen en la tauromaquia, por la puerta grande; más bien que fue contratado para supervisar costos. Pronto descubrió que había robos en el área de cocina, así que su jefe, Marco Espinosa, le dio una misión especial: infiltrarse, espiar, vigilar todo lo que ocurría en esa área.

De inmediato, inició como lavaplatos y se hizo amigo del chef Luis Tuz, un paisano de Chichimilá (población del sur-oriente de Yucatán). Quizás en esa detectivesca labor no descubrió a quien en secreto se llevaba los productos, pero sí los secretos de la gastronomía internacional. 

Con el tiempo llegó a ser el chef de Perico’s y su fama se fue extendiendo en la industria gastronómica; pronto le llegó una jugosa oferta, en el Pancho Villas Ranch, de Alfonso Lobo Blandón, donde estuvo 2 años. Tuvo oportunidad también de darle a varios restaurantes una probadita de sus conocimientos, prácticamente a todo lo largo de la entonces creciente Riviera Maya, en negocios como: 

  • Blue Parrot
  • Captain Tutix
  • Bar.co

Sin embargo, quería ser profeta en su tierra; era tiempo de "cortar plaza" en Mérida, y en el 2006 se mudó a la capital yucateca en donde abrió el restaurante Harbano’s, de tacos árabes, una marca que conquistó rápidamente el paladar de los meridanos. 

Pero si no hay torero sin suerte y sin trabajo intenso, tampoco hay chef, y Mérida fue una plaza que se la trajo: recibió la invitación de mudarse a una de las ciudades que son marca mundial: Dubái; ahí, su encomienda fue iniciar el restaurante Savage Garden. Desde entonces, todo fue escalar: al año siguiente, el empresario Jorge de Anda lo contrató para trabajar en la cadena de restaurantes Maria Bonita Tacos Shop and Grill, y durante 3 años logró reconocimientos importantes. 

Volvió a México y, un año después, le ofrecieron relanzar el restaurant La Sirena, en Dublín, Irlanda. Por 3 meses impulsó el trabajo en la alta cocina hasta que una mejor oferta lo llevó hasta Londres para laborar el mismo periodo de tiempo pero en Chilango. 

De nuevo en México, cuando Armín disfrutaba otra vez de su país, de su tierra natal, Yucatán, le surgió una nueva oportunidad de conquistar con su sazón una nueva ciudad: Nantes, Francia, adonde viajó en 2017 para abrir “Tierra Maya”. 



¿Dónde está hoy Armín y por qué se dice que ha estado en 4 continentes si los restaurantes donde ha trabajado son de 3? La respuesta a la primera pregunta es: vive en Mumbai, en La India; trabaja en una sucursal de la cadena de comida rápida Tex Mex NY Burritos, que instaló 25 restaurantes en ese país, y cuyo dueño, Senil Shah, le abrió las puertas a él y a su familia: su esposa y sus 3 hijos. La respuesta a la segunda pregunta es: trabajó durante 20 días en Sudáfrica, durante el mundial en ese país, en 2010, en el restaurant La Casita, propiedad de otro yucateco: Carlos P. Sauri.

A pesar de tantos triunfos, Armín -nacido un 21 de noviembre de 1970-, como si llevara en su mente esa canción que reza: "un viejo amor no se olvida ni se deja", nunca borró de su memoria el toreo, y a veces sueña con regresar al ruedo, o sea, vestirse de luces para lidiar un toro.

Sin embargo, por ahora, la cocina es para él un mundo mucho más grande que una plaza de toros, y no le importa extrañar la fiesta brava cuando tiene bien claro que a él la gastronomía le ha traído más satisfacciones, más "orejas y rabo", pues. No en vano, él prefirió -como decimos los yucatecos de cepa, cuando "nos rendimos"- “matar su pavo”... en vez de matar un toro.


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martes, 28 de noviembre de 2017

Historia: ¿Por qué Mario, un buscador de huesos de desaparecidos, llegó hasta Yucatán? (video)


Por Eduardo Vargas
Mérida, Yucatán.- Desenterrar muertos le ha dejado a Mario más huellas en la cara que en su manos: su rostro todavía se ve triste y demacrado, a pesar de que han pasado ya cinco años desde que su hermano desapareció.

Las comisuras de los labios aún se tuercen como las de un bebé cuando en su vista se sospechan las lágrimas de llanto al recordar a su hermano Tommy; y esa tristeza que hoy vive en su rostro, la explica así:

“Un familiar que se muere... pasa el tiempo y el dolor empieza a disminuir; al principio es mucho dolor, pero pasa el tiempo y ese dolor se vuelve muy chiquito, pero cuando tienes un familiar desaparecido, el tiempo sigue pasando, pero el dolor sigue creciendo” (...) Ha matado a madres, las ha enloquecido, ha acabado con familias, es algo muy destructivo tener un familiar desaparecido”, explica.

Mario Vergara, víctima de desapariciones forzadas Mario Vergara perdió a su hermano Tommy hace 5 años. Aún lo busca.

Mario Vergara Hernández, quien se autodefine como un buscador de huesos, llegó a Mérida para participar en una charla de la 4a Jornada de Derechos Humanos, y marcó diferencia desde su entrada al recinto, con su silencio sepulcral y con las fotos -en mantas- que colocó en el escenario.

Puso las  imágenes como cuando uno coloca los rostros de sus seres queridos en portarretratos en una nueva oficina; aunque, en realidad, las fotos de Mario eran muy diferentes:  no sólo aparecía con sus familiares sino que mostraban sus andanzas en las cercanías de Huitzuco, Guerrero -donde hoy vive y donde su hermano fue secuestrado- buscando muertos.

Aquí no hay portarretratos que sostengan imágenes, sino piedras, sí, muy parecidas a las que Mario suele quitar cuando escarba la tierra, como un sabueso, para sacar huesos en parajes solitarios, fosas clandestinas, entierros ilegales, en lugares invisibles en los mapas.

Con piedras, Mario Vergara colocó mantas en el auditorio de la Universidad Vizcaya, en Mérida.
Con piedras, Mario Vergara colocó mantas en el auditorio de la Universidad Vizcaya, en Mérida.
“Imprimí una fotos para que ustedes se las lleven y no se olviden”, les explicó a los asistentes a la charla, quienes en realidad habían llegado ahí para escuchar a Omar García, un exestudiante de la normal rural “Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, excompañero de Los 43, desaparecidos en septiembre de 2014. Mario los conquistó porque de veras parecía que la hacía falta algo.

Un oficio no deseado, pero necesario


Cuenta Mario que, como muchos otros familiares de los más de 30 mil desaparecidos que organizaciones civiles aseguran que hay en México, ha tenido que aprender a exhumar restos humanos; busca ponerle un punto final a la historia de un ser humano que alguna vez tuvo nombre y apellido, pero que hoy -se queja- no más que una cifra, un número, para el Gobierno.

Pero no hay otra forma de dejar memoria que los números: son ya 200 muertos encontrados en las inmediaciones de Iguala, Guerrero, sitio en el que desaparecieron los estudiantes normalistas, hecho que despertó en Mario la esperanza de encontrar a su hermano.

Otra cifra más, contundente y lapidaria a la vez: 3,000 huesos o parte de ellos… pero “ninguno es mi hermano”, aclara Mario, quien no pierde la esperanza de hallar a Tomás, el mayor de cuatro en la familia Vergara Hernández, secuestrado por alguna de las bandas que han sentado su reales en un pueblo que “es chico, con terrenos grandes” donde las familias se dividen la tierra y comparten la vida cotidiana.

Sus palabras, ese coraje que muestra cuando habla de oficio no elegido, rememoran un poema...
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte.
(Elegía a Ramón Cijé/Miguel Hernández)

En entrevista, Mario dice que le bastaría con uno de los 209 huesos que tienen el cuerpo de su hermano para devolverle a su madre la felicidad, porque no hay día ni hora en que ella no “piense” a su hijo mayor, a quien pretende encontrar cueste lo que cueste.

Sólo así, dice, Mario, “cuando tengamos un lugar dónde llevarle flores, donde platicar con él, podremos descansar nuestros corazones... Yo le digo: ‘mamá, pero estamos (tus otros hijos)... a lo mejor nos maten a buscar mi hermano Tommy’. (Pero ella responde): ‘Bueno, ya no lo busques tú, pero yo seguiré buscando a mi hijo’". 

No en vano, ese rostro marcado por la tragedia, también revela miedo, ése que lo hace actuar “como suricata”: sale a la calle y si ve a alguien “feo, que le causa desconfianza”, mejor se regresa. Pero ahora está en una entidad segura, y así lo expresa, cuando dice que sueña con que algún día México sea como Yucatán.

Aquí puede caminar tranquilo y, tal vez por esa calma que hoy vive, muy diferente a la de su lugar de origen, lleva las piedras con las que “fijó” las mantas que cubrían el escenario del auditorio universitario.

Las mantas de Mario Vergara eran elocuentes: su incansable lucha por los desaparecidos en México.
Las mantas de Mario Vergara eran elocuentes: su incansable lucha por los desaparecidos en México.
Baja las escaleras sin prisa para colocar las piedras en la tierra, en un acto que se le ha vuelto costumbre, aunque esta vez es a la inversa porque normalmente las quita para escarbar. No le importa cuánto pesan, porque incluso pesa más el dolor su hermano desaparecido que todos los huesos encontrados.

Nada le roba hoy la tranquilidad, aunque minutos antes había advertido a los estudiantes que  la delincuencia no tardará en llegar a Yucatán e instalarse como lo ha hecho en el resto del país, que “se ha convertido en una enorme fosa clandestina”.

Así, a pesar de que esa “fosa clandestina” mide 2 millones de kilómetros cuadrados, a pesar de que no tienen ni un pista de dónde puede estar enterrado su hermano, a pesar de que el tiempo va en su contra, Mario cree que cada vez está más cerca de Tommy, y por una muy buena razón, inobjetable a la luz de los acontecimientos recientes: En México, “es más fácil encontrar un muerto que encontrar justicia”...