miércoles, 18 de febrero de 2015

Las 50 sombras de… Serrat


Serrat y su otra 'mitad' musical: Ricard Miralles.
Eduardo Vargas Marín
Mérida, Yucatán

El número 50, tan de moda, se asocia generalmente a “la mitad”, a la “mediana”, a la igualdad de fuerzas, a la equidad… y uno siempre sueña con su media naranja; además, en los sentidos, se requieren dos para ser uno completo, salvo en el gusto, pues sólo hay una boca.

Por eso Joan Manuel Serrat no pudo escoger mejor año para cumplir medio siglo de carrera musical: el 18 de febrero de 1965 su voz se escuchó por primera vez en un programa de radio, en vivo, en Barcelona, cerca del mar.


Cantó una de sus primeras obras “Una guitarra”...
Ahora el amor llega. Después el amor se va. Sólo queda una guitarra y el llanto de su canto.
Desde entonces sus canciones no dejaron de sonar, aún medio de la censura, el rechazo, el boicot y el exilio que por esos años sufrió en su tierra natal, dividida a la mitad por la dictadura, y por su envidiable entereza para querer cantar en dos idiomas: español y catalán, y no quedarse sólo con la “mitad” de su lenguaje.

Llegó a México con todo y familia, incluidos sus músicos a quién él consideraba parte de ella, y durante prácticamente un año recorrió el país; por supuesto, pasó por Mérida, una ciudad que aún dormía “bajo un sombrero” de palma.

En estos 50 años de canto, Serrat volvió varias veces a nuestro país, e incluso uno de sus discos emblema -Serrat, en directo- tiene parte de los recitales que ofreció “a mitad del país”, en el corazón de la patria, pues…

Pero La Ciudad Blanca -mote que nos lleva, sin escalas, a los “pueblos blancos” de España- como la fiel Penélope, tuvo que esperar años -unos 30- para que Joan Manuel regresara; el lleno en el teatro hoy llamado Armando Manzanero no fue noticia para una ciudad que lo esperaba apenas a unos pasos de “los ‘sauces’ de la Plaza Mayor”.

El reencuentro fue inolvidable, porque aquella noche el reloj se detuvo por dos horas; fue como volver de un exilio, a donde uno se va involuntariamente, así los narra una de las crónicas del recital que puedes leer completa aquí.

Caprichoso como es el azar, decidió que  el 18 de febrero de 2015, es decir, hoy, cayera a mitad de semana, en medio de un bombardeo publicitario que repite hasta el cansancio el número 50 por un película que pronto se olvidará porque es sólo memoria visual.

Porque, para trascender, -y eso Serrat lo sabe- es necesario recrear todos los sentidos: vista, tacto, olfato y oído, cada uno al 50 más 50 para que sea completo… y sólo uno que se basta por sí mismo, porque sólo una boca tenemos, porque sólo es un cantante, sólo una voz y, por ende, un sólo sentido: el gusto…

Más datos en jmserrat.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario